¿Cómo era el mar? Cierro los ojos y puedo sentir su dolor, fuerte, de pescado y viento, pero no logro reconstruir su oleaje, su inmensidad, sus orillas festoneadas de espuma llegando a las playas. Aquel horizonte inmenso, dónde se confundía el mar y el cielo; veranos enteros jugando en la arena, saltando en sus rocas, pescando en sus costas. ¡ La mitad de mi vida! Ya no tengo esperanzas de volver desde esta ciudad de edificios de vidrio, calles infinitas, de gente corriendo siempre apurada. Cuántas noches no me duermo hasta la aurora asomado a la ventana de mi piso 15, cuando amaina un poco el ruido y el aire se torna más respirable. Igual no hay nunca silencio; luces de auto, semáforos, enormes propagandas que no dejan nunca ver las estrellas. Me recuesto un rato, el sueño de a poco va llegando y me trae el recuerdo de caras sonrientes, manos agitando pañuelos, abrazos apretados. Tantas esperanzas, proyectos e ilusiones cargaba en mis valijas; mi...